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Por Marcelo Vera , 22 de abril de 2024 | 16:34A 9 años de la erupción del volcán Calbuco
Atención: esta noticia fue publicada hace más de 7 mesesHan pasado casi diez años de la erupción del volcán Calbuco, un hecho que sorprendió a la región de Los Lagos y la país, y que obligó a mejorar los sistemas de vigilancia del macizo.
Se suponía que debía avisar, o al menos así lo afirmaban sólo tres años antes, las autoridades locales al ser consultadas por la posibilidad de una erupción del volcán Calbuco. Aseguraban que el sistema de vigilancia vulcanológica permitiría alertar con tiempo a la población. Así lo afirmaba en eso entonces Andrés Ibaceta, Director Regional -en ese entonces- de la extinta Oficina Nacional de Emergencia (ONEMI). “Ya con los instrumentos que hoy día existen en el volcán Calbuco -del Sernageomin- vamos a tener con mucha antelación esta información, antes de que se produzca algún tipo de grieta o algún tipo de emanación de fumarola, o algún tipo de percepción de la población. Por lo tanto hay tiempo hoy día para reaccionar ante una erupción volcánica, vamos a poder indicar si es que es necesario evacuar” declaró en aquel momento Ibaceta.
Sin embargo, nada estuvo más alejado de la realidad. A eso de las 17:54 horas los puertomontinos y toda la provincia de Llanquihue fueron tomados por sorpresa cuando una enorme pluma de gases volcánicos comenzó a emerger del cráter del volcán Calbuco, que despertaba de un sueño de más de cuarenta años.
La ciudad de Puerto Montt pareció colapsar, miles de personas intentaron volver a sus hogares desde sus puntos de trabajo generando una gran congestión vehicular. Lo mismo sucedía con las estaciones de servicio abarrotadas de automovilistas desesperados por cargar combustible, lo mismo sucedía en las farmacias donde las personas hacían fila intentando comprar mascarillas. Asimismo el comercio y la mayoría de las oficinas adelantaron sus horas de cierre debido a la emergencia.
Según las estimaciones de los organismos de emergencia de la época, el volcán Calbuco se encontraba en nivel de alerta verde y absolutamente nada hacia presagiar el pulso eruptivo. "Nos pilló por sorpresa por supuesto; no alcanzamos a tener los reportes sísmicos previos que fueron muy muy encima” declaraba a la prensa David Quiroz, quien se desempeñaba como Jefe Técnico de la Oficina de Sernageomin.
En tanto, cientos de personas comenzaron a evacuar los sitios más cercanos al volcán por sus propios medios y llegaban hasta los albergues que comenzaban a prepararse para recibirlos en las comunas de Puerto Montt y Puerto Varas. Hacia el final de la jornada, más de 4 000 personas serían evacuadas.
Cayendo la noche de ese 22 de abril del 2015, la erupción pareció perder fuerza, pero pasada la una de la madrugada, un nuevo brote eruptivo atrajo la atención de decenas de curiosos que contemplaban como, contra todo pronóstico, el Calbuco había despertado sin dar aviso.
La erupción en cifras:
El pulso eruptivo inicial, registrado a partir de las 17:54 horas del 22 de abril, generó una columna de cenizas de 15 kilómetros de altura. Este fue seguido por un segundo pulso eruptivo más enérgico, iniciado a la 01:00 horas del 23 de abril. Un tercer pulso eruptivo, menos intenso, comenzó a las 13:08 horas del 30 de abril.
La dispersión piroclástica se concentró mayormente hacia el este y noreste del macizo, con caída de piroclastos gruesos en la región de Los Lagos y piroclastos finos en las regiones de Los Ríos y la Araucanía. Flujos piroclásticos y lahares afectaron áreas circundantes, alcanzando distancias de hasta siete y 15 kilómetros respectivamente.
La magnitud de la erupción se reflejó en los 210 millones de metros cúbicos de cenizas emitidas a la atmósfera y la dispersión de las cenizas alcanzaría lugares tan lejanos como Bariloche o Buenos, en la república argentina.
Este evento terminaría llevando a la evacuación forzada de 9 mil personas, así como al daño de aproximadamente 500 viviendas. Fue por ello que se declaró un estado de excepción constitucional de zona de catástrofe, con alerta roja y toque de queda.
Han pasado los años y la región se ha recuperado de un golpe duro y sorpresivo que afectó a miles de personas, y que obligó a mejorar las instancias de vigilancia de la actividad del volcán Calbuco.