Opinión
Por Marcelo Vera , 26 de marzo de 2025 | 11:35¿Han visto un platillo volador? Atreverse a preguntar en clases

Por Jaime Fauré, Académico Psicopedagogía de la Universidad Andrés Bello.
“Quizás se van a reír un poco, pero aprovechando que está el profesor, ¿alguna vez han visto un platillo volador?”. Esta pregunta se la formuló recientemente un diputado en una sesión del Congreso al reconocido astrónomo chileno, José Maza. Quien le respondió categóricamente: “Eso es un chiste, es absurdo”.
Esta escena me llevó a reflexionar sobre el rol de la pregunta en las salas de clases. Y es que en la mayoría de las aulas chilenas el silencio es visto como una buena señal. Donde el profesor explica, los estudiantes escuchan y toman apuntes. Las preguntas escasean. Y cuando aparecen, suelen ser superficiales y monótonas.
Los alumnos no preguntan porque no tienen espacio para hacerlo o porque no se atreven. Temen una respuesta impaciente del docente o una mirada de desdén de sus compañeros. Aprendieron que en la escuela no se pregunta, sino que se responde. Ese es el modelo tradicional de enseñanza que lamentablemente sigue vigente en muchas aulas del país.
Sin embargo, la investigación ha demostrado que estas interacciones en la sala suelen enmarcarse en un esquema rígido de diálogo: el patrón IRE (Iniciación-Respuesta-Evaluación). Donde el docente levanta una pregunta, el estudiante responde y el profesorado evalúa la respuesta. No hay un verdadero espacio para la construcción colectiva del conocimiento.
El problema es que así se refuerzan respuestas predefinidas. Y en lugar de fomentar la curiosidad, la escuela consolida una modalidad donde lo seguro es callar en vez de cuestionar. Sin embargo, si queremos formar ciudadanos críticos y creativos, debemos avanzar hacia modelos como el constructivismo y el aprendizaje activo donde la pregunta ocupa un lugar central.
Avanzar hacia esto implica una transformación en la formación del profesorado. Para eso es necesario que las escuelas creen instancias donde el aprendizaje, basado en la indagación y la reflexión, tenga un rol protagónico.
Estas ideas llevan más de dos décadas en discusión, a pesar de eso estamos lejos de focalizarnos en la riqueza que tienen las preguntas de nuestros alumnos. La educación del futuro no puede seguir como una educación del silencio. Sólo entonces el foco de los establecimientos escolares estará en los estudiantes, quienes son los protagonistas del proceso formativo.