Opinión
1 de abril de 2025 | 12:03¿Cómo los libros pueden aportar en el aprendizaje de un idioma?

Por Scarlette Lepe Torres. Directora Pedagogía en Inglés para la Enseñanza Básica y Media de la Universidad Andrés Bello, Concepción.
La lectura es una actividad esencial en la vida de las personas, y su utilidad se extiende al aprendizaje de un segundo idioma. Según una encuesta realizada a nivel nacional, el 88% de las personas considera que la lectura les ha sido útil en su vida (Ipsos, 2022), y aunque las razones varían entre generaciones, su valor como herramienta de conocimiento es indiscutible. En el caso del aprendizaje de lenguas extranjeras, los libros no solo facilitan la adquisición de vocabulario y gramática, sino que también fortalecen la comprensión y la expresión escrita.
Goodman (1998) señala que la lectura permite a los estudiantes entender el propósito natural del lenguaje, así como su estructura y significado. Esto es especialmente relevante en un segundo idioma, donde el contexto escrito ayuda a deducir significados y asimilar reglas gramaticales de manera intuitiva. Además, un estudio publicado en la revista Íkala sugiere que existe una relación directa entre la cantidad de lectura y la capacidad de escribir en otra lengua, demostrando que la exposición constante a textos mejora la fluidez y la coherencia en la producción escrita.
Más allá de lo lingüístico, la lectura en otro idioma fomenta el desarrollo cognitivo. Investigaciones actuales muestran que las personas bilingües tienen una mejor capacidad para ignorar información irrelevante, lo que sugiere que el aprendizaje de una segunda lengua puede fomentar niveles más elevados de pensamiento abstracto, crucial para el aprendizaje. Por eso motivar la lectura como una forma de aprendizaje de un idioma tiene, sin duda, beneficios.
Por otro lado, Krashen (2004) destaca que la lectura por placer, especialmente cuando se eligen temas de interés personal, ya sean de ficción o no ficción, acelera el proceso de adquisición del lenguaje, ya que permite a los estudiantes comprender su propósito natural y mejora la comprensión del mensaje.
Aunque los formatos de lectura han evolucionado, con lo digital ganando terreno, el libro impreso sigue siendo una opción preferida por muchos. Esto puede influir en el aprendizaje, ya que la experiencia táctil y visual de un libro físico facilita la concentración y la retención de información. Sin embargo, lo más importante no es el soporte, sino el hábito de leer con regularidad ya sea por placer o por estudio.
La lectura sigue siendo una actividad valorada, aunque las razones para leer varían según edad, género y contexto social, las generaciones mayores valoran más la lectura como una herramienta de conocimiento, mientras que los más jóvenes tienden a verla como una opción más dentro de muchas otras formas de acceder a la información o el entretenimiento. Esto podría deberse a cambios en la cultura del consumo de contenido, donde lo audiovisual y lo digital han cobrado mayor relevancia dentro de la sociedad actual.
La lectura a temprana edad no es solo una ventana al conocimiento, sino también un poderoso vehículo para la adquisición natural de un segundo idioma. En un mundo cada vez más globalizado, la capacidad de comunicarse en más de una lengua se ha convertido en una habilidad fundamental.
Quizás el desafío sea seguir promoviendo la lectura desde muy temprana edad, no solo como un medio para adquirir conocimientos, sino también como una fuente de placer en sí misma. Porque al final del día, ¿qué mejor utilidad puede tener la lectura que ofrecernos un refugio en la imaginación, el aprendizaje y el disfrute? De ahí lo que podamos aprender en el futuro por medio de la lectura será mucho más estimulante y divertido.