Opinión
Por Lucas Chaparro Sepúlveda , 8 de abril de 2018Chile necesita más ciencia y más científicos
Atención: esta noticia fue publicada hace más de 6 añosPor Max Bañados, decano Facultad de Física de la Pontifica Universidad Católica de Chile
La ciencia -o el interés por conocer y entender el funcionamiento del mundo que nos rodea- es una de las actividades más antiguas y primarias del ser humano. Las civilizaciones más antiguas ya buscaban estudiar y describir los procesos que modulan lo vivo y su entorno. Hoy día la ciencia está presente en todas las actividades de la sociedad moderna. Los rápidos y muy significativos avances recientes no significan que el interés por conocer se haya acabado, o que las preguntas se hayan agotado. La espiral del conocimiento no acaba nunca. Por el contrario, los hechos muestran que detrás de cada descubrimiento hay una nueva gran pregunta. La teoría de la Evolución o la Relatividad dieron respuesta a muchas interrogantes, pero lejos de cerrar áreas de investigación abrieron la puerta a nuevos fenómenos que han alimentado la curiosidad de miles de científicos. La ciencia es una actividad que ha estado vigente por siglos, y lo seguirá estando mientras existan jóvenes que mantengan viva su curiosidad y deseos de encontrar respuestas a las preguntas sobre su entorno.
Una actividad internacional, una comunidad universal
Hoy día la ciencia no tiene fronteras, y ser científico es ser ciudadano del mundo. Las preguntas de la ciencia son universales y pertenecer a la comunidad científica es pertenecer a una comunidad internacional. Las comunicaciones permiten trabajo conjunto en tiempo real estando separados por miles de kilómetros. Cada vez más los grandes avances son resultado de trabajo colaborativo de múltiples, a veces numerosos, grupos de científicos cuyos laboratorios se distribuyen por el mundo entero. El descubrimiento reciente del bosón de Higgs (premio Nobel 2013) resultó de la colaboración de más de tres mil científicos, con varios residentes en Chile dentro del grupo.
Los estudiantes de hoy que serán los científicos de mañana, siempre inquietos y ansiosos de romper los paradigmas aceptados por el establishment, son los puentes vivos entre los centros, que estando separados por grandes distancias, son vecinos en la búsqueda de respuestas a problemas comunes. Esta búsqueda de conocimiento, limitada solo por la imaginación y movida por la inquietud y apetito por develar lo desconocido, es el escenario lleno de desafíos que espera a los jóvenes que desean hacer de la ciencia su vida, y transformarse en los futuros ciudadanos del mundo.
Más ciencia y más científicos
Mientras Chile tiene 300 científicos por millón de habitantes, Estados Unidos cuenta con cerca de 4.000. El desarrollo científico de un país es la mejor medida de su desarrollo, y en nuestro país hay espacio para mucho crecimiento. Chile es un país muy rico en recursos naturales. Para sacar el máximo provecho de ellos se necesitan muchos más científicos que elaboren estos recursos en productos de mayor sofisticación.
Pese al bajo número total de científicos, Chile ya cuenta con carreras científicas consolidas que han formado a cientos de profesionales en la ciencia. Existen licenciaturas, magísteres y doctorados para todas las ramas de las ciencias y las matemáticas. Hace 20 o 30 años atrás, casi todos los científicos chilenos habían hecho sus doctorados en el extranjero. Hoy, con mucho orgullo, Chile exhibe robustos programas de doctorados en Biología, Física, Matemáticas y Química, que han permitido formar excelentes investigadores que triunfan en el mundo. La ciencia chilena es admirada en todo el mundo: un grupo pequeño pero de gran calidad.